Cine. (Un ciudadano ejemplar) (I)

Bueno, el caso es que desde que me colé por equivocación en ‘La matanza de Tejas’, no había visto lo de la sierra amputando miembros, y la encerrona de la cucharilla, tipo ‘Silencio de los corderos’, acopia más sangre por centímetro cuadrado que cualquier otra escena del mismo tipo, rozando la serie B. La B es con mayúscula porque la peli tiene cosas de cine, no sólo de sadismo y buenismo al estilo del new Hollywood. Hay un negro bueno -que es lo de ahora- y un blanco sufridor, más listo que el hambre -la comparación con la CIA y demás siglas prefiero soslayarla, a la vista de lo poco (inteligente) que hacen con tanto presupuesto- y mucho -o mejor- de crítica a un sistema corrupto y caótico, esta vez el de Justicia. Abogados y fiscales, ya se sabe, hacen pactos con delincuentes para equilibrar el mundo encerrando a otros delincuentes o ahorrando trabajo a los funcionarios. La justicia es lo que menos tiene el sistema, que se llama así porque la diosa heredada tiene los ojos tapados y la nariz también, y en su balanza va pesando los cohechos morales, mucho más dolorosos que los económicos, merced a los cuales vamos tirando. El espectador se pone del lado del justiciero, por obligación, porque se siente solidario con su venganza, y además los malos son malísimos, pero al final triunfa el sistema, el bueno se vuelve malo y el malo triunfa porque de repente el corrupto y el delincuente es el bueno. ¿Iba a tener éxito en la sociedad americana una película en la que un fiscal negro, con familia ideal, no descubriera al más listo de los asesinos? Si para ello tiene que convertirse en asesino, mejor, porque díganme ustedes de qué forma va a triunfar la ley y el orden si no se va matando por ahí, con eso de que el Estado posee el monopolio (jurídico) de la violencia. Recordé lo del Celda 211, sólo que esta vez lo que rodea el aislamiento es tan inverosímil como las carreras de Tom Cruise por los tejados de Sanghai. El guión es flojo, pero apenas hace falta, porque a los protagonistas se les entiende todo. La filmación es tan buena que a veces crees que estás ante una excelente película, que tiene un electrizante comienzo, durísimo, y un final de telefilme de los 70. Lástima.

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