El gobierno paralelo -las cloacas del Estado- de un país corrupto secuestra a varios monjes cuyo único pecado-e imperdonable, como las tres maldiciones de los brujos- es hacer el bien, constante y desinteresadamente. Lo hace simulando que se trata de un grupo terrorista que pretende el canje con unos presos nada políticos , auténticos terroristas, a sabiendas de que eso no va a producirse, porque algunos no pactan con el terror. De ese modo justifican el exterminio de todos los opositores, con el beneplácito de casi todo el mundo. El crimen no se investiga, porque a quién le importa media docena más o menos de mártires.
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