BOTICA
He abierto el armario,
Frascos y tubos y cajas
Y muchos colores,
Píldoras y cápsulas,
Grageas y pomadas,
En fin, productos de laboratorios
Que no me conocen,
Herbolarios, fuentes de la edad,
Atiborrados estantes que fueroN blancos
Y blanco de conservas minerales.
Les he preguntado por ti,
Tampoco te conocen,
Y entonces he sospechado
Que no podrían devolverme un solo instante
Del tiempo pasado. Me han dicho
Con su olor ya a veces rancio
Que el tiempo es un timo
Para quienes nos cuidan
Y llenan de años su vida.
He cerrado el armario
Desengañado
Porque tenía la vaga esperanza de que allí anidaran los gnomos
Que no envejecen.
Ay bo ay bo vamos a trabajar
Y Blancanita en casa se quedará.
No confundo a los enanos con los seres diminutos casi invisibles,
Aún no.
Por la última rendija
Que una caja de antibióticos caducados oponía al mundo
He visto sonreír al soldadito de plomo
Que vivía en el pliegue dorado
De una ampolla de Nolotil,
Venía de una guerra gris terrosa
Y saludaba como un ministro fugaz
En la siesta.
He tenido una vez más esa tentación,
La de abrirlo de nuevo
Y comprobar que aún seguíamos en el paraíso.
Pero mis días resisten
Como los caracoles raudos del estío,
Ancillar de los olivos,
Yertas olivas picadas por los tordos.
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